4.9.09

Detrás del lente

El siguiente es el texto que preparé como presentación para mi actual exposición de fotografía "Cuadrante Sur".

Detrás del lente

En unas fotos en blanco y negro que datan de hace medio siglo y que aún conserva mi madre, se ve la humilde casa de madera que ella habitó en Barrio Bolívar durante tres años. Esas imágenes que hablan de la historia de mi familia en un tiempo anterior a mi propio nacimiento, siempre han tenido un fuerte poder evocador para mí. Puede ser que esa sea también la razón por la cual desde pequeño me llamaron la atención los barrios del sur de la capital, especialmente aquellos ubicados un poco hacia el suroeste: Barrio Bolívar, Barrio Los Ángeles, Almendares, Barrio Cuba y Cristo Rey (antiguamente Barrio Keith).

Ésta muestra fotográfica, bautizada “Cuadrante Sur”, pertenece a una colección más amplia de fotografías de esas barriadas que comencé a tomar aproximadamente hace un año y que aún hoy sigue creciendo, por lo que la escogencia del material no me fue fácil. A través de ellas he pretendido capturar momentos de la vida cotidiana de estos barrios, a veces con mirada irónica o crítica y otras ‑las más espero- con ternura y cierta poesía. Muchas de las fotos son retratos de entrañables personajes que fui encontrando y conociendo en mis paseos por esas calles. Otras son simplemente imágenes de detalles diversos que captaron mi interés, ya sea porque describen de algún modo la que fue o sigue siendo la historia de esos lugares, o bien porque me resultaban atrayentes por razones estrictamente fotográficas: una composición a mi juicio interesante, un juego de luces particular, una relación de colores inesperada.

La crónica de malos sucesos y los prejuicios, muchas veces nos han llevado a ver con aprehensión estos modestos barrios que se cuentan entre los más antiguos de San José. Sin embargo, ellos tienen una vida social pletórica de comunicación, tolerancia, solidaridad y calidez humana, a menudo ausente de otros lugares y de la cual habría mucho que aprender. Obviamente esto no niega que haya también ahí evidentes y alarmantes muestras de descomposición social, pero ello no debería llevarnos a desarrollar miedo, o peor aún, indiferencia, sino todo lo contrario: debería motivarnos a tender una mano amiga del modo que esté a nuestro alcance.

En cuanto a su fondo y forma, esta muestra fotográfica no pretende ser un estudio sociológico; no aspira a ser un ensayo fotográfico con inicio, desarrollo y final (aunque naturalmente incluye algunos temas secuenciados); ni está pensado con los códigos del foto reportaje; y tampoco busca expresarse a través impostaciones artísticas de orden conceptual. Creo que mis fotos retratan tanto lo que capto con mi cámara como mi propia forma de entender la fotografía, es decir, como la construcción de una imagen que aspira a sustentarse por sí misma, sin recurrir al andamiaje intelectual sobre el que suelen apoyarse cierto tipo de propuestas contemporáneas.

Desde un punto de vista técnico, he tratado de evitar al máximo la sofisticación y el artificio tan omnipresentes en la fotografía digital. Puede ser que ciertos procedimientos efectistas se presten bien para propósitos comerciales o de impacto artístico, pero me parecen desplazados para un tipo de fotografía más orientado a lo documental como en este caso. Por todo ello he querido limitarme a las fronteras de un mundo fotográfico tan sencillo como humano, tan cotidiano como atrayente, y finalmente colorido pero no folclórico. Tengo la esperanza de que al igual que aquellas fotos familiares que mencioné antes me llevaron a interesarme por estos lugares y a desarrollar mi cariño hacia ellos, las que ahora presento lleven al espectador a algo semejante, o que al menos contribuyan a un mejor conocimiento de la realidad que retratan.

Solo me resta expresar mi público agradecimiento a todas aquellas personas que he podido fotografiar en mis andanzas. Igualmente deseo agradecer en particular a
Carlos Vargas y a Ecole Experience por su generosidad al haberme ofrecido los muros de su local para exhibir mi trabajo y brindar apoyo logístico; a Inés Gutiérrez por su ayuda incondicional y por las facilidades ofrecidas para enmarcar las fotos de forma simple y económica pero elegante; a la poetisa Silvia Piranesi por su constancia en el seguimiento de mi obra, lo que indudablemente ha sido muy motivador para mí. Es por esa razón que también le he pedido un texto corto inspirado en el material de esta exposición y ella ha respondido con una pieza literaria que me ha gustado muchísimo. Así mismo, deseo agradecer a Dimacolor por su gran ayuda con las impresiones fotográficas y felicitarlos por el excelente resultado. Pero sobre todo deseo agradecerle, a usted visitante, por su interés, ya que sin su presencia aquí mi esfuerzo sería inútil y carente de sentido. Espero que la exposición sea de su agrado y queda invitado o invitada a dejar sus impresiones por escrito en la bitácora. Esa retroalimentación me será de mucha ayuda para evaluar mi propio trabajo y eventualmente para mejorarlo en todos aquellos aspectos que estén a mi alcance, según sus observaciones y comentarios.

Por lo demás, también queda cordialmente invitado a visitar mi fotoblog (
http://www.tintaluz.blogspot.com/) donde se pueden apreciar otros trabajos fotográficos de mi autoría y donde también podrá, si así lo desea, consignar sus apreciaciones.

Eugenio García
San José, 2009

Actualización al 16 de setiembre: Como complemento del texto anterior, incluyo ahora el que con tanto acierto y tan gentilmente preparó Silvia (con su autorización).

Cuadrante Sur

Las cosas cambian de color cuando las vemos. Pasar por el barrio y detenerse, cambia el color de las cosas. La mañana comienza sola, calurosa. El sol tiene color de cielo al descubierto y las estructuras verticales tienen el color de lo que decimos. Las ventanas reposan balanceadas, oscuras y rotundas. También se balancea la estructura ósea de la creencia, la fe vivida. Busco siempre tu interpretación del retrato, los detalles del agua que se nos esconden detrás de la calle, abrir o cerrar los ojos, la vertiente histórica de un pedazo de tierra. Hay niños toros, sanguíneos, nada mudos. Las señoras amanecidas transitan lentas, tranquilas, con conocimiento de dios en las pupilas. Hay días que pasan, habitan espaldas, infancias rotas, nombradas. El barrio cuadrante de lo que vemos, pensamos, caminamos para divertir al día, o al pavimento color aserrín de las puertas. Aquí se escribe en rojo y en público. Decir que esta pareja le apuesta al buen tiempo y ver al tiempo en los rieles. Decir que no dormitan los negocios ni el alambre, que se asoman sus dueños, sus padres y los hijos de los hijos. La tarde no piensa su incendio, espera el café, la iluminación mecánica, deja que los zapatos corran con su propia suerte. La noche cae entera, y hay un color encendido que no nos deja percibir dónde comienza y dónde termina la penumbra.


Silvia Piranesi

www.escargotina.blogspot.com